Por Maritza Morales

Ahora que vamos iniciando el año, como parte de los objetivos para muchos de nosotros es comenzar con un nuevo negocio o proyecto. ¡Bravo! Si ya te decidiste a emprender vas por buen camino.

Cuando se tiene una idea de lo que se va a vender e incluso un plan de negocios con el que se pretende iniciar, ¡no debemos olvidar que el cliente no somos nosotros mismos! Este es un gran error que cometemos al enamorarnos perdidamente de nuestra idea y creer que todas las personas piensan como nosotros por lo cuál el proyecto estará destinado a ser un éxito.

Antes de aventurarse con la producción de grandes cantidades de un producto o con el desarrollo de todo un sistema para la venta de un servicio y realizar una gran inversión en lo que esto conlleva, es necesario preguntarnos sí ¿realmente existe alguien que esté interesado en adquirir eso que estamos pensando vender?

El primer paso que un emprendedor debe de considerar, es hacer una investigación de mercado y un benchmarking para conocer la factibilidad del proyecto.

¡No te enamores de tu idea! Puede parecer contradictorio, cuando lo que siempre hemos escuchado es que somos nosotros quiénes primero debemos amar nuestro proyecto, pero no eres tú quién comprará el producto o adquirirá el servicio.

Es necesario buscar satisfacer las necesidades de esas personas que quieres que sean tus consumidores y la mejor manera es especializarse, ofrecer algo que vaya dirigido a un nicho específico, esto se le llama mercado de nicho. Es mejor ser el jugador dominante de un pequeño mercado, que un pequeño competidor en un mercado enorme y altamente competido.

Muchas veces nos olvidamos de este pequeño gran detalle y creemos que porque tenemos una buena idea con eso bastará. Y no busco parecer pesimista, sino ser realista. Inicia con preguntándote ¿Por qué?… ¿Por qué alguien compraría tu producto o servicio? ¿Qué estás ofreciendo que la competencia no ofrece? ¿Qué te hace único?

Si es un producto físico es indispensable hacer pruebas de mercado para conocer las opiniones de los consumidores. Si es un servicio de igual manera se ofrecen pruebas para recibir retroalimentación real de usuarios potenciales. Se requiere más que una opinión positiva hacia eso que se busca comercializar, se requiere una intensión real de compra, que las personas estén dispuestas a desembolsar su dinero a cambio.

Una vez realizados los estudios cualitativos y cuantitativos necesarios, se podrá obtener una respuesta o guía para realizar ajustes en el producto/servicio, precio, diseño, forma de ofrecerlo/entregarlo, si los canales de promoción y distribución son los adecuados, etc.

Nunca es tarde para intentar algo, para lanzar un proyecto o un negocio, llevarlo a cabo con la mayor información y datos posibles. Es necesario trabajar todos los días para lograr los objetivos uno a uno, siendo constantes, buscando hacer bien una sola cosa repetidamente, que nos llevará a especializarnos en eso que nos hace distintos, únicos y relevantes.